¿Cuándo fue la última vez que cambiaste el filtro de tu sistema de aire acondicionado y calefacción?
Mis vecinos no reemplazaron el filtro y el sistema central de aire acondicionado y calefacción empezó a botar agua, a tal punto, que se traspasó al techo de mi apartamento. Este incidente pudo haber sido prevenido si tan solo hubiesen cambiado el filtro de su sistema.
Para el funcionamiento óptimo del sistema de aire acondicionado y calefacción, debes contar con un filtro en perfecto estado. Un filtro limpio asegura la calidad del aire interior del hogar y también ayuda a ahorrar dinero en el costo de energía porque el sistema de aire central trabaja mejor y dura más tiempo.
Cuando tienes un filtro sucio, el sistema tiene que trabajar más duro para atraer el aire a través de él y enviarlo al hogar. Esto genera mayor consumo de energía y facturas más altas. La suciedad y los residuos en la unidad obstruyen el flujo de aire y podrían dañar el evaporador. También puede pasar que el motor del ventilador se queme o el intercambiador de calor se dañe, lo que significa que no tendrás calefacción o aire acondicionado hasta que repares el problema. Si la suciedad es densa en el filtro, puede traspasarse hasta tu sistema de ventilación y de HVAC. Esto hará que sea más difícil regular la temperatura en tu casa ya que tu sistema no será capaz de leer la temperatura tan bien como si estuviera limpio. Por lo tanto, gastarás energía innecesaria regulando la temperatura cuando no necesita ser regulada. También tendrás que limpiar sus conductos con más frecuencia, ya que el sistema absorbe la suciedad en el filtro. Esta suciedad puede reproducir bacterias, moho y hongos que conducen a una mala calidad del aire en el hogar. Los filtros obstruidos y sucios bloquean el flujo normal de aire y reducen la eficiencia del sistema de forma significativa. Si se reemplaza un filtro sucio y obstruido por uno limpio, se puede reducir el consumo de energía del aire acondicionado de un 5 % a un 15 %.
Es recommendable cambiar los filtros con regularidad para evitar problemas ¿Pero sabes cuál necesitas?
#1 Elige el tamaño correcto del filtro. Los filtros para aire acondicionado o para sistemas de calefacción funcionan mejor cuando encajan perfectamente. Si después de instalarlo, hay espacios alrededor del marco del filtro, lo mas probable es que no sea del tamaño adecuado para tu sistema.
#2 Selecciona el tipo de filtro para tu sistema. Existen diferentes tipos de filtros que ofrecen distintos niveles de rendimiento y requisitos de mantenimiento. En general, los filtros son más eficaces cuando son nuevos y están limpios. Los filtros normalmente cuentan con un valor de reporte de eficiencia mínima (MERV, por sus siglas en inglés). Esta clasificación te ayuda a saber qué tan bueno es el filtro atrapando partículas. La eficacia del filtro se representa por número, que va del 1 al 13. Lo recomemdable es comprar un filtro con una clasificación MERV de 6 o mayor. Es importante tener presente que mientras más alta sea la clasificación de eficacia, menor será el flujo de aire.
Entre los tipos de filtros existen los siguientes:
- Filtros desechables de fibra de vidrio: Estos solamente atrapan las partículas más grandes, como la suciedad, el polvo y la pelusa, y por lo general solo cuestan un dólar o dos por filtro.
- Filtros desechables con pliegues: Pueden atrapar tanto partículas grandes como pequeñas (por ejemplo, ácaros y esporas) y normalmente cuestan un poco más que los filtros de fibra de vidrio. Por lo regular deben cambiarse con más frecuencia.
- Filtros HEPA: High efficiency particulate air filters (HEPA) son los mejores para personas con alergias y propensas a problemas respiratorios. Son efectivos para bloquear contaminantes hasta un 99.97%. Si alguien de tu familia sufre de alergias, el Colegio Estadounidense de Alergias, Asma e Inmunología (ACAAI, por sus siglas en inglés), explica que los filtros de aire que atrapan más partículas podrían ser los óptimos para mejorar la calidad del aire y también pueden facilitar la respiración.
- Filtros desechables electrostáticos: Estos tienen fibras con carga eléctrica que atrapan mejor las partículas más pequeñas, así como las más grandes y en general el tamaño estándar cuesta alrededor de 10 dólares.
- Filtros permanentes electrostáticos: Estos tienen fibras con carga eléctrica como los desechables, pero no atrapan tantas partículas. Se pueden lavar en una lavadora de ropa. Solo es necesario reemplazarlos cada seis a ocho años y normalmente cuestan entre 15 y 20 dólares.
Independientemente del filtro que elijas, debes cambiar con frecuencia los filtros desechables o limpiar y lavar los reutilizables una vez que estén sucios.
Cuando el filtro está lleno de partículas, se restringe el flujo de aire. Los filtros deben limpiarse un par de veces al año, suele ser cada seis meses. Pero EnergyStar.gov recomienda cambiar tus filtros cada tres meses para ayudar a aumentar al máximo la eficiencia de tu sistema. Por otra parte, se deben cambiar por uno nuevo cuando estos estén rotos o deteriorados o hayamos observado que dejan de cumplir su función. Es aconsejable consultar el manual del usuario de tu sistema para obtener recomendaciones más específicas.